Parece contradictorio, pero mantenemos un alto índice de paro a la vez que existe una muy alta demanda de personal en todos los sectores. Esto es así, y los números pueden explicarse de diversas formas: hay demanda de personal cualificado, pero la oferta no lo es. Son los casos del sector de las energías renovables y el sector TIC, por ejemplo. También: hay carencia de personal mínimamente cualificado, pero nadie quiere trabajar en el sector. En este último caso nos referiríamos al textil y hostelería. Queda mucho trabajo por hacer. En formación, proporcionar perfiles adecuados a las demandas empresariales y, en educación, crear vocaciones y explicar lo que se hace en las empresas.
Pero el mundo sigue girando... y las empresas deben resolver estos problemas como pueden. Algunas, como el ejemplo de Buff en Igualada, han optado por crear sus proyectos educativos y así, abastecerse de personal nuevo. El sector TIC tampoco lo tiene fácil. A la carencia de profesionales hay que añadir las ofertas que se hacen, con toda la mala intención del mundo, para captar talento del propio sector al precio que sea. Y como el teletrabajo es ideal en este caso, éstas ya no proceden sólo del área metropolitana. Pueden venir de todas partes.
Una forma de reducir cualificación profesional en el sector TIC, pero también transversalmente en puestos de trabajo que requieran tecnología en general, es ayudarnos de la automatización. Lo que se llama, en la jerga tecnológica, herramientas low-code (poco código) o no-code (sin código).
Estas herramientas permiten a profesionales no digitales desarrollar soluciones tecnológicas escribiendo muy poco código, en el primer caso, o nada de código en el segundo. La consultora Gartner afirma que, hacia 2025, 7 de cada 10 aplicaciones que existirán habrán sido desarrolladas así.
Muchas aplicaciones, en la actualidad, ya están haciendo uso de esto. Las tablas dinámicas de Excel, donde se arrastran columnas para analizar datos, son un ejemplo. También son ejemplos de ello las reglas de correo electrónico, que nos permiten archivar automáticamente mensajes si se cumplen ciertas condiciones o herramientas del tipo CRM (gestores de la relación con los clientes) o BPM (gestión de procesos de negocio), donde podemos “programar ” acciones automáticas a base de arrastrar y pegar elementos de la aplicación.
Más allá de todo lo que se hace desde un ordenador, ya existe todo tipo de maquinaria industrial que puede programarse de esta forma. Arrastrando el dedo sobre una pantalla táctil se consigue, por ejemplo, programar un robot clasificador de paquetes en el sector logístico. Y esto puede hacerlo cualquier persona sin necesidad de haberse formado, específicamente, en “autómatas programables”.
Estas personas tienen ya un nombre: desarrolladores ciudadanos. Personas que, sin conocimientos de informática o ingeniería, son capaces de desarrollar nuevas aplicaciones tecnológicas.