Por Carmel·la Planell Lluís (Historiadora, periodista i fotógrafa)
Texto original a La Veu de l'Anoia. Traducción automática de Google.
Un año más, el pasado 20 de noviembre, con motivo de la entrega de Premios Ciudad de Igualada, estos galardones para esta ocasión pudieron ser entregados en una lucida gala tras las restricciones motivadas por la pandemia; y más aún con motivo de ser éste uno de los últimos actos en los que igualada celebraba ser la Capital de la Cultura Catalana. Y, para esta ocasión, y precisamente en lo que se refiere al Premio de Arte Digital Jaume Graells, patrocinado por La Renta Urbana, TLG Commerce y Ceína; el barcelonés Santiago Meroño Oñate, con la obra “Silla en reposo”, se llevó el Primer Premio de Arte Digital. Esto es, en base a este premio, el Galardón Ciudad de Igualada opera como un reconocimiento que pone en valor el esfuerzo artístico y el uso oportuno de las nuevas tecnologías por parte del artista, así como la libertad creativa. En este sentido, en concreto, fue el aspecto de la libertad creativa y de que la obra estuviera circunscrita al mundo digital, lo que a este autor le pareció más interesante a la hora de concurrir a esta convocatoria.
A propósito del citado Premio de Arte Digital, desde este 2 de febrero, está expuesta en la Sala Municipal de nuestra ciudad, la Exposición “Pájaros mentales”, de este artista, en Santiago MO. Se trata de una presentación mucho más amplia de su producción que merece una visita inexcusable, a partir de una mirada que de rebote gana en calidad gracias al acompañamiento personal del propio autor. El resultado es descubrir un arte visual que, inequívocamente, invita a muchas reflexiones.
En sus palabras, Meroño nos posiciona ante aquella inspiración creativa que le vino a propósito de encontrar algún elemento visual o concepto que le permitiera definir qué es una noche de verano. Desde esta perspectiva, y después de varios esbozos, aparecería la clásica silla tijera de madera, que siempre había asociado con esta estación del año. Seguidamente, como si de un proceso fantasioso se tratara, en su silla, le crecerían unas piernas; un paso que ciertamente llevaría al artista a un enésimo homenaje al surrealismo.
Obviamente -según subraya Meroño- un largo recorrido por el universo de la programación y también del diseño gráfico, no podían más que permitirle la utilización de estos recursos para que esta creación puramente artística pasara a ser algo tan natural. Esto es, para cualquier composición creativa primero se sirve de esbozos a lápices muy esquematizados, seguidamente traslada estos esbozos a algún programa, generalmente de código libre, que le permita modelar definitivamente el proyecto… Por último, de la misma manera que se actúa en el campo de la fotografía, todo es cuestión de dominar una efectiva situación de encuadre, así como saber encontrar la iluminación adecuada para hacer realidad ese acto de creación.
Un perfil personal del autor nos presenta en Santiago Meroño Oñate (Santiago MO, en versión comprimida), hijo de Barcelona, con unas décadas de recorrido. Un hombre que se siente cronológica y cosmológicamente joven y empujado por un gran entusiasmo creativo, que es lo que él llama sus “pájaros mentales”: unas ideas que se creen velozmente por su cabeza y que, de vez en cuando, él es capaz de hacérselas propias en un concepto, en una imagen.
Su vocación artística le viene posiblemente de un abuelo que era todo un artista al pintar aquellas antiguas fotografías en blanco y negro, cuando trabajaba en obrador fotográfico de la Plaça de Catalunya; y, aún yendo más lejos, considera valioso el legado de su bisabuela, Isabel Lafuente, considerada una de las pioneras en fotografía en Aragón. Por todo ello, su currículum lo define como un experimentado artista visual -y si se quiere, también poeta visual- de una acreditada autoridad, a propósito de sus trabajos y de las frecuentadas exposiciones en las que ha participado por diferentes puntos de 'Estado español.
